"El cerebro en la palma de la mano"
- Daniela
- 4 feb 2016
- 2 Min. de lectura
En los talleres de Disciplina Positiva se enseña un ejercicio del Dr. Dan Siegel llamado "El cerebro en la palma de la mano" para mostrar a los padres la importancia de permanecer en nuestro centro en primer instancia, para luego intervenir de forma efectiva en un conflicto con nuestros hijos. Este ejercicio alude al mecanismo neurológico denominado "neuronas espejos" que propicia la imitación automática de los gestos y de las emociones que reconocemos en los demás. Ante una situación conflictiva o perturbadora, el cerebro reacciona de forma instintiva despertando las emociones propias del cerebro reptil: huir o pelear. Esto responde a nuestro sentido de supervivencia albergado en nuestro código genético humano. Por tanto, como las neuronas espejo nos hacen imitar automáticamente el comportamiento y los gestos de las personas que están a nuestro alrededor, si alguien suele estar irritable o de mal humor, nosotros también iremos sintiendo esas emociones. Ejemplo en un caso práctico de crianza: Llegamos a casa luego de un largo día de trabajo y estamos cansados, por lo tanto es fácil enojarnos con lo mínimo. Ni bien entramos, nuestros hijos empiezan a pelear o están en pleno capricho. ¿Cómo tendemos a reaccionar ante esto según el mecanismo de neuronas espejo? Así es!, a pelear, a gritar, a no escuchar y a ponernos al nivel de nuestros hijos, alejándonos de lograr una solución al problema. Ahora la pregunta es: ¿son estas las habilidades y el ejemplo que queremos inculcarle a nuestros hijos? ¿Qué aprenden ellos cuando nosotros perdemos el control de las situaciones? ¿Quiénes se encargan entonces de apoyarlos a moderar sus emociones de forma sana e inteligente para una adaptabilidad e inserción social favorable? Hoy por hoy, el humano habla de a inteligencia emocional y de la gestión favorable de sus emociones para mejorar su calidad de vida, es por esto que resulta más importante trabajar los pensamientos y emociones con nuestro cerebro pensante: el cerebro humano, superior o neocortex. Con él podemos acceder a nuestra parte empática y poder reflexionar nuestras conductas con el fin de sacarles el máximo provecho. Entonces, volviendo al mismo ejemplo, usemos el mecanismo de las neuronas espejo para transformar un conflicto cotidiano y normal de crianza en una oportunidad de aprendizaje a través del modelo de tu propia conducta. Si permanecés sin gritar, hablando con calma y suavidad, ofrecés una alternativa para solucionar el conflicto, respirás, ponés música, abrazás, escuchás, te ponés a la altura de los ojos de tus hijos, conectás, validás, respondés, ofrecés apoyo y decís cómo te sentís y qué te gustaría, tus hijos poco a poco irán imitando tu conducta y juntos irán hacia la solución del problema.
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