top of page
Posts Recientes
Búsqueda por Tags

Amabilidad y Firmeza

  • Daniela
  • 29 feb 2016
  • 2 Min. de lectura

Actuar con amabilidad y firmeza no garantiza que tus hijos te vayan a “obedecer” inmediatamente, no. Pero si somos amables en nuestro trato diario hacia ellos, haciéndoles sentirse respetados, ellos se encontrarán más dispuestos a cooperar y entre otras cosas, mejorará el clima familiar.

Cuando somos amables, estamos siendo respetuosos con nuestros hijos. Y a su vez, cuando somos firmes estamos siendo respetuosos con nosotros mismos.

Imaginá que tuviste un día muy difícil en el trabajo. Llegas a casa a las 20:30 agotado, y tu peque te dice que se le olvidó pedirte que le compraras unas acuarelas para la clase de arte del día siguiente. Piensa un momento ¿Cómo responderías?…

Un ejemplo de una respuesta amable y firme a la vez es la siguiente: “Lo siento mucho, pero no iré, es tarde y estoy agotado. La próxima vez avisame en cuanto te lo digan en el cole y así podré comprar lo que necesites a tiempo”. Con esta respuesta, estás siendo amable y firme a la vez. ¿Hubo necesidad de enfadarse, de gritar o reprochar al niño por no avisar a tiempo? No. Con esta respuesta, hay un trato respetuoso para con el niño, siendo a la vez respetuoso contigo, y siendo firme al mantener tu postura de no ir a comprarlo a esa hora.

Jane Nelsen y Lynn Lott, explican que el temor hace que nos inclinemos más hacia la firmeza o a la amabilidad. Somos extremadamente firmes porque nos da miedo que nuestros hijos se nos salgan de las manos, abusen de nosotros, no nos respeten y, por el contrario, somos extremadamente amables porque tememos que nuestros hijos nos desafíen, se rebelen y se vuelvan inseguros.

En ocasiones, es probable que nos ubiquemos en uno de los dos extremos dependiendo de la situación del momento o nuestro estado de ánimo. Si hemos tenido un buen día, por lo general tendemos a ser pacientes y tolerantes…. incluso, solemos dejar pasar actitudes que usualmente no dejaríamos. Si por el contrario hemos tenido un mal día, reaccionamos ante cualquier actitud de forma impaciente e intolerante. Pensá… ¿Cómo crees que se sentirá tu hijo con esta inconstancia en tu forma de actuar? Lo ideal es que podamos encontrar un balance entre ambos extremos.

Es cierto que encontrar este equilibrio puede ser para nosotros un gran desafío, hasta podemos pensar que es imposible. Sabemos que no es fácil, sin embargo si interiorizamos este principio y ponemos nuestro mejor esfuerzo para aplicarlo, el cambio de actitud es posible.

La Disciplina Positiva no espera que seamos padres perfectos, sino que nos alienta a dar lo mejor de nosotros mismos.

Si en el camino que estás emprendiendo sientes que te tropiezas y caes, te invitamos a levantarte y continuar reconociendo que somos seres humanos y que vivimos en un ciclo de constante aprendizaje. Lo más importante y lo que en realidad cuenta, es simplemente tratar de ser mejor persona con tu hijo día a día.


 
 
 

Comments


bottom of page