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Mantenerse al margen

  • Foto del escritor: Admin
    Admin
  • 24 ene 2017
  • 3 Min. de lectura

¿Te animas a practicar el arte de mantenerte al margen?

A ver si algunas de estas situaciones te resultan familiares...

1. Paf! Se volcó el vaso y tooooooda el agua quedó desparramada por el suelo. —Nooo, andá a buscar un trapo y limpiá todo esto. Agarrá el trapo verde del cajón del medio, y tené cuidado de no tropezarte con el escalón.

2. Tus 2 hijos están discutiendo a gritos porque los 2 quieren el vaso azul. —A ver, ¿qué está pasando? Vos Melu agarrá el vaso azul, que ayer lo tuvo tu hermana; y ya está. Se acabó el problema, ya está resuelto, así que no quiero oír más gritos.

3. Camila está en el baño haciendo pis. Su mamá asoma la cabeza: —Acordate de apretar el botón cuando termines, y límpiate bien… ¡Ah!, ya terminaste?… Dame papel que te limpio yo entonces...

4. Morena se sienta a la mesa a cenar. —Morena, arrímate a la mesa, agarrá bien el tenedor y cuidado cuando te sirvas el jugo. Agarrá la jarra con las dos manos que con una se te va a caer. ¿Queréss que lo haga yo mejor? No vaya a ser que se te caiga otra vez.

¿Qué hay en común en todas estas situaciones?

En todas ellas el adulto interviene más de lo que debería e incluso se adelanta a situaciones y/o da instrucciones sumamente precisas sin esperar a ver qué hará el niño. Estas reacciones sugieren falta de confianza en que el niño sabrá cómo actuar si no es con la guía precisa y constante del adulto.

En varios casos ESPERAR, OBSERVAR Y NO INTERVENIR puede sorprendernos!

¿Qué puede pasar si nos mantenemos al margen?

En el primer caso la niña puede pensar en limpiarlo por iniciativa propia o puede seguir comiendo sin hacerse cargo…si así fuera, nosotros podríamos preguntarle ¿Sabés dónde están las cosas para limpiar? Te muestro por las dudas, o preguntándole ¿qué hacemos cuando se cae algo al piso?, con qué podemos limpiar?

En el caso de los hermanos lograríamos que discutan entre ellos y que lleguen a un acuerdo. Si llegaran a pegarse los separamos y podríamos hablar de lo que pasó después de un rato. Si no llegaran a un acuerdo podríamos ofrecer nuestra ayuda en brindarle herramientas para resolver el conflicto, como por ejemplo enseñándoles que se digan uno al otro cómo se sienten y qué les gustaría que hiciese el otro. Haciendo esto no sólo enseñamos una herramienta para resolver problemas, sino que también fortalecemos el vínculo entre hermanos. (cuando los padres se meten en el conflicto y se inclinan por uno de ellos se favorece la distancia entre ellos porque uno de los dos se sentirá injustamente tratado).

En el tercer caso esperemos a que la niña termine de hacer pis. Démosle tiempo a que siga todos los pasos, sin asomarnos todo el tiempo, ni preguntardo qué está haciendo… Confiemos. Si después de salir se ha olvidado de apretar el botón podemos usar las preguntas: ¿Qué hacemos después de hacer pis? ¿Te acordás? Y si la niña suele olvidarse de ello podríamos poner un gran dibujo en el baño (y si ese dibujo lo prepara ella misma mejor!)

En el cuarto caso la niña ni se sentó en la mesa que ya recibió órdenes, se le advirtió del posible error y hasta se le ofreció hacerlo por ella. ¿Qué tal si esperamos a que se siente y dejamos que agarre la jarra y se sirva el jugo? Se le caiga o no forma parte de su proceso de aprendizaje. Si se le cae podemos indicarle cómo agarrarla, o podemos preguntarle si quiere que la ayudemos para aprender a agarrarla.

Con la NO intervención constante de los adultos los niños aprenden: • Que pueden intentarlo las veces necesarias. • Que son capaces. • Que los adultos confían en su capacidad. • A resolver. • Que todo acto tiene consecuencias y que tienen que hacerse cargo sin ser rescatados por los adultos (si algo cae, se limpia; si quiero lo mismo que mi hermano tengo que negociar…) Por supuesto hablamos de consecuencias viables, no lo sería si la consecuencia fuese peligrosa o inadecuada de cualquier forma. • Libertad para equivocarse. Libertad para aprender de sus errores, que los harán crecer y al mismo tiempo sentir gran confianza en ellos mismos!

Claro que es difícil mantenerse al margen, dejando que sean ellos los que resuelvan y dándoles espacio y tiempo para ello, porque lo que nos sale es hacerlo por ellos, y decirles continuamente lo que tienen que hacer, pero este “CONTROL” NO enseña.

Probemos a entrenarlos en habilidades, hacerles las preguntas oportunas y ayudarlos a recordar con gestos, dibujos o notas por ejemplo, porque cuando repetimos y repetimos los niños parece que se vuelven sordos a esas palabras, y nosotros cada vez nos desesperamos más.

Nota: Al margen significa permanecer en observación y atentos, permitiendo ese espacio y ese tiempo necesarios


 
 
 

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