Validar emociones
- Admin
- 12 oct 2016
- 3 Min. de lectura
Atender las necesidades físicas de los niños es, por supuesto, sumamente importante. Atender las necesidades emocionales de los niños también es sumamente importante.
Mirá estas 2 reacciones frente al mismo hecho:
—¡Ayyyyy! ¡Mamiiiii! ¡Me caí, me duele mucho!!..mirá mi rodilla! La mamá sale corriendo hacia la niña tirada en el piso llorando a moco tendido. Muy asustada le mira la rodilla, y ve un pequeño raspón del que apenas salen unas gotitas de sangre. Revisa sus codos, su frente… Todo parece estar bien. No fue nada importante. Pero…¿No fue nada importante?
Reacción 1:
—No fue nada. levantate y seguí jugando —le dice la mamá mientras le sacude la ropa. —¡Me duele muuuuuuuuucho! —se queja la niña. —Uh, no seas “quejosa” que no fue para tanto. Es apenas un raspón. —La niña llora cada vez más y no quiere levantarse del piso…sigue quejándose —. ¡No fue nada!. No sé por qué te pones así. Tu amiga no llora de esa forma cuando se cae!
Reacción 2:
—¡Uy! Te caíste ¿Estás bien? —Me duele mucho mami —dice la niña llorando—. Acá, mirá, en la rodilla. —Uh sí, veo que te hiciste un raspón. No es grave pero la verdad es que es muy incómodo y molesto. Me acuerdo haberme hecho varios cuando era chiquita y no es nada agradable —le dice la mamá mientras le acaricia el pelo. La niña se abraza a su madre y sigue llorando. —¿Puedo hacer algo para que te sientas mejor? Podríamos poner una curita o quedarnos sentadas un ratito hasta que te sientas mejor…dale?..
Veamos...
La caída no fue grave y desde el punto de vista de la seguridad física de la niña no tuvo importancia, porque fue sólo un raspón.
Es habitual que cuando un niño se cae, se lastima o similar vayamos corriendo a comprobar que está bien, que no se ha hecho nada importante, y que nos quedemos tranquilos cuando vemos que no es nada. Sin embargo, no deberíamos actuar igual con los sentimientos del niño.
Tanto en la primera como en la segunda reacción la mamá se ocupa de ver que la niña está perfectamente bien, sin embargo en el primer caso la madre la anima a levantarse ya, tratando de convencerla de que no es nada importante, y se exaspera cuando la niña trata de convencerla a ella de lo contrario y no quiere levantarse, con lo que ella la compara con otra niña que no suele, según ella, llorar así cuando se cae. Por lo tanto en este caso la niña ha sido atendida adecuadamente a nivel físico pero sus emociones han sido negadas (no es nada, no seas quejosa, tu amiga no lo haría).
En la segunda reacción la mamá le pregunta si se encuentra bien (sabiendo que no fue nada grave) permitiendo así que la niña exprese lo que le pasa. Su madre da valor a sus emociones, la niña se siente dolorida y los raspones le molestan. Además empatiza con sus sentimientos contándole que a ella misma le pasó varias veces cuando era chica…Finalmente le ofrece su ayuda, en este caso con dos opciones que su madre considera válidas. La niña se siente tenida en cuenta. Sus emociones han sido atendidas y escuchadas.
Estamos enseñándole a sentirse bien con sus emociones y por lo tanto consigo misma.
Seguramente que si prueban atender las emociones de los niños, ellos mismos serán los que se levanten y siguen jugando. Y si reaccionamos siempre así verán que cuando el peque se lastime irá corriendo por un beso o un abrazo y siga adelante.
Sin embargo cuando tratamos de hacerles ver que no es importante, que no ha sido nada, que no tienen porqué llorar, o que otro de sus amigos no es tan “quejoso” la protesta se alarga y todo se complica.
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