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Primero pensemos en cambiar nosotros...después los niños..

  • Daniela Vagnenkos
  • 7 mar 2017
  • 2 Min. de lectura

Epa!, recién cuando pude comprender esto, empezó el verdadero cambio!

Cuando conocí esta nueva manera de crianza (la que trato de transmitir en todas mis publicaciones) era como aprender un idioma nuevo. Entendía su filosofía, principios y las herramientas que se usaban pero necesité mucha práctica para ver realmente sus resultados.

Me costó mucho cambiar las creencias aprendidas y vividas en el pasado, porque ellas me salían automáticamente, era más fácil, cómodo y no tenía que pensar demasiado.

Sin embargo, sentía que algo debía pasar si quería notar una diferencia en el vínculo con mis hijas y sus comportamientos.

Ahí, mi necesidad de aprender, de abrirme a nuevas maneras y llegar a la decisión final de empezar a implementar una nueva manera de crianza...

Igual, algo muy importante que me enseñaron y me quedó bien grabado fue el NO querer intentar todo de golpe.

Primero elegí una herramienta, comencé a utilizarla, hasta internalizarla y hacerla mía.

De hecho, al principio, tuve que frenar varias veces el impulso de la creencia sabida, pero de a poco se fue convirtiendo en habitual.

A mí particularmente me ha cambiado mi visión de la crianza y mi manera de vivirla....y la verdad es que la paso mucho mejor!!

También el haber tenido la oportunidad de vivenciar cada una de las herramientas durante mi formación ha colaborado bastante para poder entender lo necesarias que son para generar un cambio en los niños...

Me dio permiso para quitarme el disfraz de sargento, policía, juez… y dejar paso a mí misma.

Poder ser divertida, estar enojada, estar feliz y todo ello sin dejar de lado lo educativo.

Aprender a ser firme pero cariñosa, permitir que mis hijas se equivoquen y no rescatarlas, para que aprendan de sus errores, que no se castiguen por ello, ni se juzguen o culpen, para enseñarles con el propio ejemplo, que no es algo malo que estén enojadas o tristes, sino el cómo gestionen esas emociones, el autocontrol, la capacidad de hacernos responsables de nuestras emociones y no “cargárselas” a otro.

Normalmente, cuando algo no me sale con mis hijas, me doy cuenta que no estoy llegando a ellas, y me doy cuenta que les estoy hablando desde las antiguas creencias, trato de relajar sobre la marcha y volver a centrarme en mí. En lo que voy a hacer yo y no ellas.

Después se produce el cambio, re-direcciono y la situación se vuelve más fácil, menos dramática, con menos tires y aflojes y recuerdo que debo seguir aprendiendo..

Esto NO es imposible, sólo hay que proponérselo...a pesar de que la crianza va a seguir siendo dura, hoy hay maneras de simplificar las cosas, reducir los conflictos con nuestros hijos, favorecer la armonía y pasarla mejor!

Si querés aprender vos también estas herramientas y sentís la necesidad de un cambio, no dudes en anotarte al Taller de crianza!

Está bueno abrirse a nuevas maneras de crianza antes que sea demasiado tarde... no te conformes con frases como "bueno, conmigo hicieron lo mismo y tan mal no me fue, no"?..."No tengo mucho tiempo para estar con mis hijos y, cuando estoy, me las paso gritando o sigo conectado con mis cosas"...pensá a largo plazo...

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